Recordando…
Inolvidables momentos
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Primera parte
Hoy 16 de
enero de 2010, sábado mediodía, decidí comenzar este pequeño escrito recordando
inolvidables momentos desde mi niñez, adolescencia, juventud y vejentud, antes
de olvidarme de todos los momentos felices, que la vida me brindo hasta hoy.
No quiero
recordar lo triste o malos tiempos pasados sino bellos recuerdos que transitaron
a través de mis años.
En primer
lugar, recordando mi llegada en mis cuatro años, a la inolvidable casona de la
Sociedad Rural de Córdoba en Barrio Rogelio Martínez en Félix Olmedo al 400 y
colindando con Luis I. Vélez.
Llegue allí
en mi tierna infancia, reponiéndome de una grave dolencia que tuve un año
anterior, pero contenta de conocer nuestra nueva morada durante 11 largos años
que incluyeron mi niñez y mi adolescencia con recuerdos inolvidables y
agradables para mi familia y mis amistades que pude tener en esas épocas. Ya
comente en escritos anteriores mis amigos, amigas y vecinos que tuvimos en todo
ese tránsito de mi visa.
Jugábamos con
mis hermanos varones casi todo el tiempo pues yo era la intermedia entre tres
varones, mis queridos hermanos Lucho, Gordo y Carlitos, por supuesto que ellos
muy felices también por todas las aventuras y travesuras ocasionadas en nuestra
edad, nos distanciábamos 2 años intermedios con cada uno, así que mis amigas y
vecinas participaban de nuestras aventuras y comienzos de mas que amistad con
algunas, donde formábamos un grupo hermoso de chicas y chicos de nuestras
edades. Con solo imaginar cómo lo pasábamos, se pueden dar cuenta como nos
divertíamos; era como vivir en un campo, con seis hectáreas a nuestra
disposición. Teníamos nuestra casita entre los árboles, había carreras en
bicicleta, nos apoderamos de un pobre caballo vecino, de un vasco lechero, que
el Gordo y los demás lo montábamos a pesar de estar herido en el lomo y a
discordia con el dueño que cada vez que nos veía agarrándolo con una piola como
riendas, nos salía corriendo y nos amenazaba, hasta otra vez que hacíamos lo
mismo.
Yo, por mi
parte acompañaba a mis hermanos en todas sus fechorías y distracciones desde
jugar a las bolitas, a la payana, andar en patines en la galería que era muy
grande y en bicicleta por toda la zona.
Cuando
pasaron algunos años ya adolescentes, después de haber celebrado nuestras
primeras comuniones, ya estoy pensando en mis doce o trece años; armamos un
grupo hermoso donde hacíamos reuniones y bailecitos los sábados o domingos, por
supuesto en nuestras casas. Nadie intentaba siquiera salir a otros lugares en
las que nuestros padres tuvieran la seguridad de que estábamos bien cuidados y
vigilados, pero aclaro que a ninguno se nos daba por ir a otro lado que no fuera
la familia.
Segunda parte
Comenzare a
recordar todos los nombres de mis queridos profesores y maestras de la Escuela
Normal Alejandro Carbó, donde curse mis años de jardín de infantes hasta
terminar el secundario en 1948.
Inicie mi
asistencia desde los cinco años, todavía recuerdo mi valijita en la que llevaba
mis galletitas, una banana o manzana y el jarrito de plata donde tomábamos la
bebida.
(Se omite un
listado del personal que asistía es esa épocas a la escuela)
Tercera Parte
A los 15 años
nos fuimos a vivir a calle 9 de julio 1325, porque en la Sociedad Rural que fue
demolida y loteada ya no podíamos quedarnos allí.
Fue en esa
época que comencé mi juventud con muchos amigos y amigas de mis hermanos;
continuaban nuestras reuniones familiares con discos de la época y bailecitos.
Comencé a concurrir siempre acompañada por mis hermanos al Country Club del
Jockey de Barrio Jardín los sábados a la noche y allí tuve la suerte de conocer
a mis 16 años, a mi querido Tito. Hicimos amistad y comenzamos un noviazgo a los
pocos meses de conocernos y desde allí comenzó la historia de mi vida amorosa y
luego conyugal a mis 20 años. Tuve la suerte de llegar a cumplir mis bodas de
oro y años más, hasta que la vida nos separó. Tuvimos ocho hijos maravillosos y
hermosos y veinte nietos y cinco bisnietos, que hoy bendicen mi vida y mi hogar,
por ser todos hermosos y muy buenos, es un premio grande que Dios nos regaló.
Cuarta parte
Pasamos
momentos muy felices con todos mis hijos. Primero con sus fiestitas de
bautismos, primeras comuniones y luego los casamientos. Pudimos hacerles unas
lindas fiestas de quince años a mis hijas Teresita, Patricia y Alejandra y luego
comenzaron los casamientos de Julián, Pablo, Gonzalo y Guillermo y a Fer no
pudimos porque se caso en Los Ángeles. A las chicas les hicimos unas lindas
fiestas de casamientos. Yo llegue a tener cuenta corriente con la confitería del
Plata y también cambiando el tema cuenta corriente con la Clínica Romagosa, pues
mis hijos varones con sus jugadas de Futbol y Rugby tuvieron varios percances
pero gracias a Dios sin consecuencias.
Me olvidaba
de contar que primero tuvimos cuenta corriente con el Sanatorio Allende, pues
desde 1952 hasta 1967, nacieron mis queridos ocho hijos.
Esta fue una
época muy linda de mi vida con la llegada de mis hijos pero muy trabajosa por
tener que trabajar Tito y yo y fue difícil para criarlos pero siempre tuve la
ayuda de Dios y de los mayorcitos, que se ocuparon de los menores, dándome
satisfacciones por doquier. Hay cantidad de anécdotas que sucedieron durante su
crianza pero no quiero recordar malos momentos sino darnos la felicidad que nos
dieron en su infancia y juventud y que hasta el día de hoy los sigo teniendo,
bendiciendo esta casa donde vivo desde enero de 1951.
Quinta parte
Quiero contar
también otra etapa para rememorar que me ha quedado pendiente y es mi viaje en
crucero Enrico C, a las islas del Sur, Islas Malvinas. Fuimos con Tito un
quince de enero de 1981 y durante 15 días efectuamos ese hermoso e inolvidable
viaje. Además lo hice con otro fin, que el de conocer y viajar por esos hermosos
lugares, sino para visitar a mi querido hermano ya fallecido Carlitos, con quien
fuimos muy compinches, cuatro años menor que yo pero muy compañero siempre y muy
querido por mí. Tuve la mala suerte de perderlo ya hace 8 años.
Bueno, ese
viaje fue maravilloso además de conocer hermosos lugares y estar tres días en
Ushuaia con él, conocimos todas las zonas de los alrededores y la pasamos con su
familia muy bien. Además el barco hizo escalas en Montevideo y Puerto Madrin
para conocer.
Una vez que
llegamos se proyectó una ida a las Malvinas, las que tuvo la suerte de conocer
Tito, donde paso el día entero; yo no fui, no me anime porque teníamos que hacer
el trayecto en lancha y el mar estaba muy picado, así que me quede ese día hasta
que el volvió, chocho con su experiencia pero empapado por el oleaje del mar y
el movimiento de la lancha pequeña.
Durante
quince días estuvimos totalmente todos los días de fiesta, pues se celebraba el
día del trópico, el día del marinero, el día del capitán, la noche de disfraz de
la cual yo participe disfrazándome del “marinero del sur de Francia”, hasta tuve
que bailar un tango estando con copas acompañada por un pianista y con todo el
público presente que eran cerca de 1000 personas, hasta me dieron un premio de
una muñequita marinera. Lo que les cuento que cuando termino el acto, Tito se
hizo luz no sabía yo donde estaba pues mas asustado que yo por la determinación
que tuve, pero nadie me quita lo bailado.
Y así
proseguimos divirtiéndonos en todo momento. La ciudad y sus alrededores me
parecieron hermosos y la estadía en el barco más aun.
Ya de vuelta
donde me esperaban nuestros hijos contando todas las anécdotas vividas e
inolvidables, fue una linda y hermosa experiencia.
Sexta parte
Ya viene
también otro viaje inolvidable, conocimos las Islas Hawai, en un viaje a Estados
Unidos donde fuimos con Gonzalo, Marianita mi nieta, y con un amigo Hugo Salas,
de quienes tengo hermosos recuerdos.
Paramos en
Maui, una de las islas, en un hermoso hotel donde tengo recuerdos hermosos de
cosas que nos pasaron pero las guardo en el recuerdo.
No puedo más
que dar gracias a Dios por todo lo que he conocido, nueve viajes a Estados
Unidos a visitar a mis hijos Gon, Fer y Julián; a Francia con Tito, Gonzalo y
Hugo; cinco viajes a Las Vegas, innumerables viajes a toda la Argentina y sus
países limítrofes, pues como yo era la secretaria de dos colegios organizaba los
viajes de fin de curso del primario y pudimos hacer todos ellos acompañado los
alumnos con algunos padres y maestros; además yo llevaba parte de troupe
familiar,
Así conocimos
Catamarca y La Rioja; en otro viaje Mendoza, San Juan y San Luis; dos viajes a
Tucumán, Salta y Jujuy y la quebrada de Humahuaca.
Conocimos
lugares hermosos e históricos.
Otro viaje
fue conocer Santa Fe, Rosario y el túnel Subfluvial (que hasta hacia no mucho se
había inaugurado).
Además con
Patricia que vivió con Gustavo en distintos lugares por su cargo en Aerolíneas,
conocí el norte, Chaco, las Cataratas de Iguazú donde vivieron un tiempo, en
Neuquén dos veces vivieron allí, en Buenos Aires, varios otros lugares.
Séptima parte
Durante el
año de mi primer viaje a Los Ángeles en 1987, en una charla que tuvimos con Tito
y yo con Julián quien había ido a hacer un trabajo en camino a Las Vegas en la
fábrica de cervezas Budweiser surgió la idea de comprar una casa en Anizacate,
pues ya que nosotros alquilábamos unas desde el año 1972 donde íbamos en
vacaciones y en cada oportunidad que teníamos.
Durante todos
esos años disfrutamos de ese lugar y del hermoso rio Anizacate incluyendo mis
padres, mi hermano el Gordo y de mi hermana Nena que también alquilaba por allí,
pudimos disfrutar de las bellezas del campo y todas las virtudes que pudo
darnos. Así fue que hablamos desde Estados Unidos con la dueña de casa que vivía
en Buenos Aires y le propusimos comprar la casa que ya alquilábamos. Nos pusimos
de acuerdo en precios y medios de pago. Yo viaje el 7 de Febrero de 1988 de
vuelta y fui directamente a conversar con los dueños que ya estaban en Córdoba.
Fue una desilusión terrible, pues me informaron que ya la había vendido a un
mejor postor. Con tal pena nos pusimos a averiguar de otra que estuviese en
condiciones de poder hacerlo.
Recuerdo que
mi cuñada Marta, esposa del Gordo, nos tranquilizo diciéndome a lo mejor Dios te
tiene algo mejor para darles y así fue. Buscamos casas en venta y a las dos
cuadras encontramos una que estaba en venta terminando de construirla y los
dueños se iban a vivir a Buenos Aires.
Conversamos
en una inmobiliaria con los dueños e hicimos trato de comprarla.
No se puede
imaginar nadie, la alegría que tuvimos de poder adquirir esa propiedad con la
ayuda de Julián quien estuvo muy contento de poder hacerlo.
También estoy
recordando mis años felices pasados en la casita de Anizacate.
Allí
disfrutamos de ella durante casi 17 años en que falleció Tito y ya no podíamos
ir. Solo lo hacíamos esporádicamente hasta que los chicos Fer y Gon la
adquirieron y son sus actuales propietarios.
Recuerdo que
durante años íbamos todos los fines de semana con la familia de Pablo o de
Guillermo o los chicos de Patri, Ale y Tere, llevábamos películas para pasar los
inviernos al lado de la chimenea en familia. Miles de recuerdos me trae esa
casita que nos brindo la felicidad a toda la familia y que sigue estando en ella
pero por ahora esta alquilada.
Para
despedida de este momento que perdurara en mi memoria, quiero dejar un mensaje
como recuerdo de esta reunión inolvidable entre mis hijos, que han colaborado
para ello, familiares, amigos, parientes, ex compañeras mías agradeciendo
enormemente la presencia que hicieron esta noche agradable, de mi largo
cumpleaños.
Recordare por el resto de mis días lo que hoy viví.
Tera
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