sábado, 30 de mayo de 2015

Recordando


 

 Recordando…

Inolvidables momentos

Primera parte

Hoy 16 de enero de 2010, sábado mediodía, decidí comenzar este pequeño escrito recordando inolvidables momentos desde mi niñez, adolescencia, juventud y vejentud, antes de olvidarme de todos los momentos felices, que la vida me brindo hasta hoy.
No quiero recordar lo triste o malos tiempos pasados sino bellos recuerdos que transitaron a través de mis años.
En primer lugar, recordando mi llegada en mis cuatro años, a la inolvidable casona de la Sociedad Rural de Córdoba en Barrio Rogelio Martínez en Félix Olmedo al 400 y colindando con Luis I. Vélez.
Llegue allí en mi tierna infancia, reponiéndome de una grave dolencia que tuve un año anterior, pero contenta de conocer nuestra nueva morada durante 11 largos años que incluyeron mi niñez y mi adolescencia con recuerdos inolvidables y agradables para mi familia y mis amistades que pude tener en esas épocas. Ya comente en escritos anteriores mis amigos, amigas y vecinos que tuvimos en todo ese tránsito de mi visa.
Jugábamos con mis hermanos varones casi todo el tiempo pues yo era la intermedia entre tres varones, mis queridos hermanos Lucho, Gordo y Carlitos, por supuesto que ellos muy felices también por todas las aventuras y travesuras ocasionadas en nuestra edad, nos distanciábamos 2 años intermedios con cada uno, así que mis amigas y vecinas participaban de nuestras aventuras y comienzos de mas que amistad con algunas, donde formábamos un grupo hermoso  de chicas y chicos de nuestras edades. Con solo imaginar cómo lo pasábamos, se pueden dar cuenta como nos divertíamos; era como vivir en un campo, con seis hectáreas a nuestra disposición. Teníamos nuestra casita entre los árboles, había carreras en  bicicleta, nos apoderamos de un pobre caballo vecino, de un vasco lechero, que el Gordo y los demás lo montábamos a pesar de estar herido en el lomo y a discordia con el dueño que cada vez que nos veía agarrándolo con una piola como riendas, nos salía corriendo y nos amenazaba, hasta otra vez que hacíamos lo mismo.
Yo, por mi parte acompañaba a mis hermanos en todas sus fechorías y distracciones desde jugar a las bolitas, a la payana, andar en patines en la galería que era muy grande y en bicicleta por toda la zona.
Cuando pasaron algunos años ya adolescentes, después de haber celebrado nuestras primeras comuniones, ya estoy pensando en mis doce o trece años; armamos un grupo hermoso donde hacíamos reuniones y bailecitos los sábados o domingos, por supuesto en nuestras casas. Nadie intentaba siquiera salir a otros lugares en las que nuestros padres tuvieran la seguridad de que estábamos bien cuidados y vigilados, pero aclaro que a ninguno se nos daba por ir a otro lado que no fuera la familia.

Segunda parte

Comenzare a recordar todos los nombres de mis queridos profesores y maestras de la Escuela Normal Alejandro Carbó, donde curse mis años de jardín de infantes hasta terminar el secundario en 1948.
Inicie mi asistencia desde los cinco años, todavía recuerdo mi valijita en la que llevaba mis galletitas, una banana o manzana y el jarrito de plata donde tomábamos la bebida.


(Se omite un listado del personal que asistía es esa épocas a la escuela)

Tercera Parte

A los 15 años nos fuimos a vivir a calle 9 de julio 1325, porque en la Sociedad Rural que fue demolida y loteada ya no podíamos quedarnos allí.
Fue en esa época que comencé mi  juventud con muchos amigos y amigas de mis hermanos; continuaban nuestras reuniones familiares con discos de la época y bailecitos. Comencé a concurrir siempre acompañada por mis hermanos al Country Club del Jockey de Barrio Jardín los sábados a la noche y allí tuve la suerte de conocer a mis 16 años, a mi querido Tito. Hicimos amistad y comenzamos un noviazgo a los pocos meses de conocernos y desde allí comenzó la historia de mi vida amorosa y luego conyugal a mis 20 años. Tuve la suerte de llegar a cumplir mis bodas de oro y años más, hasta que la vida nos separó. Tuvimos ocho hijos maravillosos y hermosos y veinte nietos y cinco bisnietos, que hoy bendicen mi vida y mi hogar, por ser todos hermosos y muy buenos, es un premio grande que Dios nos regaló.

Cuarta parte

Pasamos momentos muy felices con todos mis hijos. Primero con sus fiestitas de bautismos, primeras comuniones y luego los casamientos. Pudimos hacerles unas lindas fiestas de quince años a mis hijas Teresita, Patricia y Alejandra y luego comenzaron los casamientos de Julián, Pablo, Gonzalo y Guillermo y a Fer no pudimos porque se caso en Los Ángeles. A las chicas les hicimos unas lindas fiestas de casamientos. Yo llegue a tener cuenta corriente con la confitería del Plata y también cambiando el tema cuenta corriente con la Clínica Romagosa, pues mis hijos varones con sus jugadas de Futbol y Rugby tuvieron varios percances pero gracias a Dios sin consecuencias.
Me olvidaba de contar que primero tuvimos cuenta corriente con el Sanatorio Allende, pues desde 1952 hasta 1967, nacieron mis queridos ocho hijos.
Esta fue una época muy linda de mi vida con la llegada de mis hijos pero muy trabajosa por tener que trabajar Tito y yo y fue difícil para criarlos pero siempre tuve la ayuda de Dios y de los mayorcitos, que se ocuparon de los menores, dándome satisfacciones por doquier. Hay cantidad de anécdotas que sucedieron durante su crianza pero no quiero recordar malos momentos sino darnos la felicidad que nos dieron en su infancia y juventud y que hasta el día de hoy los sigo teniendo, bendiciendo esta casa donde vivo desde enero de 1951.

Quinta parte

Quiero contar también otra etapa para rememorar que me ha quedado pendiente y es mi viaje en crucero Enrico C,  a las islas del Sur, Islas Malvinas. Fuimos con Tito un quince de enero de 1981 y durante 15 días efectuamos ese hermoso e inolvidable viaje. Además lo hice con otro fin, que el de conocer y viajar por esos hermosos lugares, sino para visitar a mi querido hermano ya fallecido Carlitos, con quien fuimos muy compinches, cuatro años menor que yo pero muy compañero siempre y muy querido por mí. Tuve la mala suerte de perderlo ya hace 8 años.
Bueno, ese viaje fue maravilloso además de conocer hermosos lugares y estar tres días en Ushuaia con él, conocimos todas las zonas de los alrededores y la pasamos con su familia muy bien. Además el barco hizo escalas en Montevideo y Puerto Madrin para conocer.
Una vez que llegamos se proyectó una ida a las Malvinas, las que tuvo la suerte de conocer Tito, donde paso el día entero; yo no fui, no me anime porque teníamos que hacer el trayecto en lancha y el mar estaba muy picado, así que me quede ese día hasta que el volvió, chocho con su experiencia pero empapado por el oleaje del mar y el movimiento de la lancha pequeña.
Durante quince días estuvimos totalmente todos los días de fiesta, pues se celebraba el día del trópico, el día del marinero, el día del capitán, la noche de disfraz de la cual yo participe disfrazándome del “marinero del sur de Francia”, hasta tuve que bailar un tango estando con copas acompañada por un pianista y con todo el público presente que eran cerca de 1000 personas, hasta me dieron un premio de una muñequita marinera. Lo que les cuento que cuando termino el acto, Tito se hizo luz no sabía yo donde estaba pues mas asustado que yo por la determinación que tuve, pero nadie me quita lo bailado.
Y así proseguimos divirtiéndonos en todo momento. La ciudad y sus alrededores me parecieron hermosos y la estadía en el barco más aun.
Ya de vuelta donde me esperaban nuestros hijos contando todas las anécdotas vividas e inolvidables, fue una linda y hermosa experiencia.

Sexta parte

Ya viene también otro viaje inolvidable, conocimos las Islas Hawai, en un viaje a Estados Unidos donde fuimos con Gonzalo, Marianita mi nieta, y con un amigo Hugo Salas, de quienes tengo hermosos recuerdos.
Paramos en Maui, una de las islas, en un hermoso hotel donde tengo recuerdos hermosos de cosas que nos pasaron pero las guardo en el recuerdo.
No puedo más que dar gracias a Dios por todo lo que he conocido, nueve viajes a Estados Unidos a visitar a mis hijos Gon, Fer y Julián; a Francia con Tito, Gonzalo y Hugo; cinco viajes a Las Vegas, innumerables viajes a toda la Argentina y sus países limítrofes, pues como yo era la secretaria de dos colegios organizaba los viajes de fin de curso del primario y pudimos hacer todos ellos acompañado los alumnos con algunos padres y maestros; además yo llevaba parte de troupe familiar,
Así conocimos Catamarca y La Rioja; en otro viaje Mendoza, San Juan y San Luis; dos viajes a Tucumán, Salta y Jujuy y la quebrada de Humahuaca.
Conocimos lugares hermosos e históricos.
Otro viaje fue conocer Santa Fe, Rosario y el túnel Subfluvial (que hasta hacia no mucho se había inaugurado).
Además con Patricia que vivió con Gustavo en distintos lugares por su cargo en Aerolíneas, conocí el norte, Chaco, las Cataratas de Iguazú donde vivieron un tiempo, en Neuquén dos veces vivieron allí, en Buenos Aires, varios otros lugares.

Séptima parte

Durante el año de mi primer viaje a Los Ángeles en 1987, en una charla que tuvimos con Tito y yo con Julián quien había ido a hacer un trabajo en camino a Las Vegas en la fábrica de cervezas Budweiser surgió la idea de comprar una casa en Anizacate, pues ya que nosotros alquilábamos unas desde el año 1972 donde íbamos en vacaciones y en cada oportunidad que teníamos.
Durante todos esos años disfrutamos de ese lugar y del hermoso rio Anizacate incluyendo mis padres, mi hermano el Gordo y de mi hermana Nena que también alquilaba por allí, pudimos disfrutar de las bellezas del campo y todas las virtudes que pudo darnos. Así fue que hablamos desde Estados Unidos con la dueña de casa que vivía en Buenos Aires y le propusimos comprar la casa que ya alquilábamos. Nos pusimos de acuerdo en precios y medios de pago. Yo viaje el 7 de Febrero de 1988 de vuelta y fui directamente a conversar con los dueños que ya estaban en Córdoba. Fue una desilusión terrible, pues me informaron que ya la había vendido a un mejor postor. Con tal pena nos pusimos a averiguar de otra que estuviese en condiciones de poder hacerlo.
Recuerdo que mi cuñada Marta, esposa del Gordo, nos tranquilizo diciéndome a lo mejor Dios te tiene algo mejor para darles y así fue. Buscamos casas en venta y a las dos cuadras encontramos una que estaba en venta terminando de construirla y los dueños se iban a vivir a Buenos Aires.
Conversamos en una inmobiliaria con los dueños e hicimos trato de comprarla.
No se puede imaginar nadie, la alegría que tuvimos de poder adquirir esa propiedad con la ayuda de Julián quien estuvo muy contento de poder hacerlo.
También estoy recordando mis años felices pasados en la casita de Anizacate.
Allí disfrutamos de ella durante casi 17 años en que falleció Tito y ya no podíamos ir. Solo lo hacíamos esporádicamente hasta que los chicos Fer y Gon la adquirieron y son sus actuales propietarios.
Recuerdo que durante años íbamos todos los fines de semana con la familia de Pablo o de Guillermo o los chicos de Patri, Ale y Tere, llevábamos películas para pasar los inviernos al lado de la chimenea en familia.  Miles de recuerdos me trae esa casita que nos brindo la felicidad a toda la familia y que sigue estando en ella pero por ahora esta alquilada.
Para despedida de este momento que perdurara en mi memoria, quiero dejar un mensaje como recuerdo de esta reunión inolvidable entre mis hijos, que han colaborado para ello, familiares, amigos, parientes, ex compañeras mías agradeciendo enormemente la presencia que hicieron esta noche agradable, de mi largo cumpleaños.

Recordare por el resto de mis días lo que hoy viví.

Tera

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